Diana Mejía Díaz

El Hierro es un metal de transición que se encuentra en una relativa abundancia en la Corteza Terrestre, contando con una proporción del 5%, siendo uno de los más abundantes metales.

El Hierro ha sido utilizado históricamente en las construcciones de distintos objetos de utilidad como edificaciones, debido a su condición de alta maleabilidad, presentándose originalmente con una tonalidad gris plateada, ofreciendo una muy alta densidad y dureza.
Su importancia en la industria es muy alta, debido a que es el metal duro más utilizado, encontrándose el Hierro Puro, por lo que se emplea en distintas concentraciones en la Siderurgia, utilizándose como Materia Prima para brindar aleaciones tales como el Acero, combinándose con otros materiales de origen Metálico tanto como aquellos No Metálicos, brindando distintas Propiedades Fisicoquímicas.
Sin embargo, los contaminantes procedentes de las operaciones de fabricación de hierro y acero han constituido un problema ecológico desde siempre. Entre ellos se encuentran sustancias gaseosas como óxidos de azufre, dióxido de nitrógeno y monóxido de carbono.
Los contaminantes atmosféricos varían dependiendo del proceso, el diseño técnico y la construcción de la planta, de las materias primas empleadas, de las fuentes y las cantidades de energía necesarias, del grado de reciclaje de los productos de desecho dentro del proceso y de la eficiencia de los controles anticontaminantes.
Hoy en día gracias a las cualidades que posee, se emplea en la fabricación de maquinarias, cables, herramientas y por lo general se emplea para crear estructuras para la construcción. Dado a que conduce muy bien el calor, se usa para la creación de utensilios de cocina como estufas, hornillas, parrilleras, entre otros.

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